jueves, 4 de junio de 2009

Lo fantasmagórico de Oscar Muñoz











En el S. XVIII Étienne Gaspard Robert, mejor conocido, simplemente, como Robertson, ingenia un espectáculo que consistía en hacer aparecer sombras o fantasmas por ilusiones ópticas, a esto se le denominó “fantasmagoría”.
Este espectáculo atrajo multitudes en la sociedad francesa, por una parte gracias al progreso de la ciencia que trajo consigo el desarrollo de la óptica como el telescopio, microscopio, la máquina de kircher, etc., y la originalidad de los temas representados que iban de lo tétrico a lo humorista.

El éxito tan rotundo que tuvo fue gracias al trasfondo ideológico y cultural que traía para una sociedad del siglo XVIII. Estaban ante una nueva manera de ver y de percibir, era una liberación de las limitaciones de la realidad. Hacer visible lo invisible por medio de imágenes fantásticas creadas por la sombra y la luz que en la realidad cotidiana no se perciben pero que están impregnadas en la memoria, en los sueños. La fantasmagoría/fantasía es la parte reprimida del sujeto, lo que un siglo después Freud lo argumentará en la teoría psicoanalítica, siendo el inconsciente la base fundamental de está teoría donde los sueños
afloran lo más recóndito de nuestro ser. Estás aportaciones de Freud
dieron cabida a que el poeta André Breton escribiera el manifiesto surrealista, donde la irracionalidad abstracta de la fantasía estuviera plasmada como una manifestación artística, llamándola: surrealismo. El espectáculo fantasmagórico proyecta las fantasías/aspiraciones del espectador y controla las pulsiones y deseos de la colectividad. El juego de sombras remite a las huellas, a la ausencia de una presencia o bien a la presencia de una ausencia, ayuda a la construcción de memoria evocando recuerdos que parecían desvanecerse y que mejor ejemplo que aquélla opinión de Barthes sobre la fotografía, es simplemente el certificado de la presencia.
Aliento de 1995, obra del artista plástico colombiano Oscar Muñoz, se basa en una serie de espejos metálicos a la altura del espectador, cuando este respira en ellos, se revelan rostros de desconocidos que se inscriben en la propia imagen por unos instantes para luego desaparecer, este aspecto está ligado a la aparición fugaz y espectral de una imagen. El término fantasmagoría hizo una traslación en el lenguaje común para referirse a lo vano y lo ilusorio, el cual Marx y Benjamín lo retoman.

No hay comentarios:

Publicar un comentario